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¿Qué son los perfumes nicho y cuáles son los mejores?

¿Oler bien o oler como nadie más? Descubre cinco obras maestras que no solo perfuman, sino que cuentan una historia....

La diferencia entre oler bien y oler diferente.

No hay que ser perfumista para notar la diferencia. Hay perfumes que huelen “correcto”, y luego están los otros: los que despiertan cejas levantadas, memorias escondidas o simplemente el deseo de volver a oler. Esos son los perfumes nicho.

Pero exactamente… ¿Qué son los perfumes nicho?

No es solo una etiqueta para venderte algo más caro. Es otra forma de entender la perfumería. Otra manera de construir belleza. Son fragancias creadas sin algoritmos ni estudios de mercado, por casas independientes —y muchas veces radicales— que apuestan por la expresión artística, la calidad extrema y una libertad que la perfumería comercial no puede permitirse.

En otras palabras: si los perfumes comerciales quieren gustar, los perfumes nicho quieren emocionar.

Más allá del marketing, más allá del género

Un perfume nicho no tiene por qué ser raro. Pero sí tiene algo que se siente inmediato: no se parece a nada. Puede ser limpio, salvaje, cálido o minimalista. Puede llevar rosa o alquitrán, incienso o leche de coco. Puede gustar a quien menos lo esperas.

¿Por qué? Porque no está pensado para “mujer de 35 años que trabaja en oficina”, sino para pieles concretas, momentos concretos.

Por eso, cuando alguien busca cómo oler distinto, la respuesta casi siempre está en el nicho. Y si te preguntas todavía perfumes nicho qué son, aquí va otra pista: son los perfumes que te hacen cerrar los ojos al oler.

¿Y cuáles son los mejores entre los nicho?

Hay perfumes que simplemente destacan porque susurran algo que no habías olido nunca. Son piezas de colección, manifestaciones sensoriales que trascienden la función de “oler bien”.

 Los elegimos no por lo que prometen, sino por lo que evocan. Y porque cuando los llevas, no hay vuelta atrás. Estas son cinco obras olfativas que representan lo más alto del nicho: perfumería como experiencia, como lenguaje, como gesto irrepetible.

Nui de Bakélite — Naomi Goodsir

Enigmático y vegetal, este perfume se mueve entre el verde eléctrico y el incienso ahumado con una precisión casi quirúrgica. Evoca un jardín botánico a contraluz, atravesado por la sombra de algo ancestral. Brutal, en el mejor de los sentidos.


L’Homme Anniversary — Xerjoff

Celebración contenida y masculina, pero sin rigidez. Con un trazo limpio de cítricos y maderas suaves, esta creación de Xerjoff abraza el equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo. Huele a piel bien cuidada, a elegancia sin esfuerzo.


Steamed Rainbow — D.S. & Durga

Un poema húmedo. Una nube mineral. Un objeto olfativo no identificado. Steamed Rainbow descompone la idea de perfume y la reconstruye en forma de vapor, luz filtrada y flores transparentes. Ideal para quienes piensan que ya lo han olido todo.


Ultima Storia — Thomas de Monaco

Hay perfumes que se viven como una película. Este es uno de ellos. Barroco, dorado, perfectamente desequilibrado. Une cuero y flores blancas con un acorde de ámbar que se siente como terciopelo al borde del incendio. No es un perfume, es un destino.


Opus 1144 — Filippo Sorcinelli

Liturgia, arquitectura y emoción en forma líquida. Opus 1144 es un homenaje a la catedral de Notre-Dame, y huele exactamente como debería: a incienso denso, piedra húmeda, misterio y trascendencia. Una fragancia monumental. No se lleva, se rinde culto.


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